El desarrollo e implantación de un Sistema de Gestión Ambiental (SGA) eficiente es imprescindible para la obtención de la certificación en ISO 14001, pues determina las bases para que una organización pueda cumplir con sus objetivos en este ámbito.

Para ello, ha de responder a los requisitos fundamentales de ese SGA, que, según se especifica en la norma, deben contar con una estructura, formato y lenguaje comunes en todas las entidades que aspiren a obtener y mantener dicha certificación ambiental. Esto es debido a que, en su nueva versión, se detalla un marco común para todas las normas de gestión, en cuya materialización ha de implicarse la organización en su conjunto y la alta dirección en particular.

Los requisitos generales de dicho SGA se exponen en el capítulo 4 de la ISO 14001, en el que se especifica que la organización debe establecer, documentar, implementar, mantener y mejorar de forma continua dicho sistema. Para conseguirlo, la entidad ha de:

  • Establecer su política ambiental atendiendo a las características de la empresa, a las que ha de adecuarse. Será definida por la gerencia, que mostrará, así, su compromiso con la misma.
  • Generar unos objetivos ambientales, algo para lo que previamente habrá de determinar qué aspectos están ligados a su actividad, a los servicios que presta o a los productos que desarrolla, y cuáles son las áreas en las que se puede producir un impacto significativo.  
  • Proceder a la planificación del Sistema de Gestión Ambiental, que no se ciñe a identificar, evaluar y estudiar todos los efectos que emanan de las actividades, servicios o productos sobre el entorno, sino que la entidad ha de comprobar que estos se adecuan a la normativa, por lo que ha de estar atenta a los posibles cambios que en esta se operen.
  • Conocer la estructura que plantea la norma e involucrar a toda la empresa en el cumplimiento del programa definido. El objetivo es lograr un compromiso global con la política ambiental establecida y que toda la organización trabaje en la consecución de las metas fijadas. Para ello, la empresa ha de facilitar la implementación de dicho programa.
  • Evaluar y verificar que se desarrolla conforme a las especificaciones, y llevar a cabo las acciones correctivas necesarias para alcanzar las metas y objetivos predeterminados.
  • Realizar auditorías de seguimiento y revisión, a fin de comprobar que las acciones responden a una correcta aplicación del Sistema de Gestión Ambiental.
  • Comprobar, mediante la revisión de la gerencia, que se han identificado y evaluado los aspectos ambientales ligados directa o indirectamente con la actividad; que se están implementando los procedimientos necesarios para actuar conforme a la política definida; y que las metas y objetivos responden a los requisitos legales.
  • Aprovechar todas las oportunidades de mejora continua que se presenten.

Asimismo, la compañía puede aplicar un Sistema de Aseguramiento de Calidad (SAC), que tiene por objeto proveer confianza a los requisitos definidos para productos y servicios, tanto para la empresa como para los clientes. Estos últimos, debido a la creciente preocupación por la protección del medio ambiente, han ido sumado con el tiempo nuevos requisitos con los que satisfacer sus expectativas como consumidores. Buscan así productos que garanticen:

  • El Consumo Ecológico
  • El cumplimiento de la Legislación Ambiental
  • Una buena Imagen institucional

Las organizaciones, en consecuencia, han de estar especialmente atentas a las necesidades y demandas de sus clientes reales y potenciales, a fin de poder transformarlas en oportunidades de crecimiento a través de la puesta en marcha de un SAC.